EMPRENDER A LOS 45 ¿UN RETO O UNA NECESIDAD?
Una cosa que suele sorprender, y que mucha
gente no entiende, es por qué decidí emprender a los 45 años.
En esta etapa de la vida, se supone que ya
deberíamos tener la vida solucionada, más si has estudiado una carrera y tienes
idiomas… o no.
Después de casi 18 años en la Administración Pública
decidí iniciar un nuevo camino profesional, estudiar un máster e intentar
trabajar en algo que me apasionara.
Porque después de todo este tiempo, he
llegado a la conclusión de que el motivo de querer este cambio era eso, convertir
mi pasión en mi trabajo.
Aunque ya había realizado actividades de
promoción de la igualdad, talleres y charlas, quería dar el salto y profesionalizar
mi vocación… ahora que lo veo con perspectiva, he comprendido que ésta siempre
ha sido mi vocación, y que viene de lejos. Cuando en el instituto nos hacían preparar
trabajos para la asignatura de ética (la que hoy sería Valores), mis compañeras
y compañeros elegían las tribus urbanas, la música techno, las drogas… yo, el
derecho al aborto. Cuando en la universidad estudié una asignatura de diseño
industrial, mis compañeros y compañeras investigaban sobre la cafetera, la máquina
de escribir, la silla Barcelona… yo, evolución del diseño de la ropa interior
femenina. Cuando hice las prácticas de docencia, preparé una clase para segundo
de bachillerato sobre mujeres artistas a lo largo de la historia del arte… de
esto hace casi 25 años.
Así que, cuando echo la vista atrás, me doy
cuenta de que era una activista por la igualdad "asintomática". Y sentía que mi evolución
profesional tenía que ir en esta línea.
Pero también hay otro aspecto importante, además
de la pasión. La necesidad de realización profesional. La satisfacción intelectual
por el trabajo realizado. El orgullo al ver cómo la gente que has asesorado,
formado, apoyado, consigue sus propósitos en el ámbito de la igualdad.
Así que cuando me preguntan por qué emprendí,
estas son mis respuestas: por vocación y por satisfacción.
Y aunque parece fácil, no lo es. Las mujeres tenemos
que superar muchas barreras mentales para llegar hasta aquí. Y más las de mi generación:
ni tuvimos referentes de mujeres profesionales a las que imitar en nuestra
infancia, ni nos explicaron cómo podíamos ocupar el espacio público, y además se nos
inocularon en vena los mitos del amor romántico.
Personalmente, creo que inicié un proceso de
deconstrucción que ya ha superado la fase de derribo, ha forjado unos
cimientos sólidos, y estoy en fase de construcción creativa de mi yo. Después
de muchos años, ahora ya tengo referentes femeninos positivos en diferentes
ámbitos, ya sé a quién me quiero parecer cuando sea mayor, por eso soy
Consultora en Igualdad y Comunicación.
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